viernes, 30 de noviembre de 2012

Incoherencia viendo nevar

Aquella mañana me desperté pronto. No sería algo extraordinario si no fuera porque era la primera después de muchas de pereza y remoloneo, y más teniendo en cuenta que no tenía nada importante o urgente que reclamara mi consciencia fuera del mundo de los sueños, así que supongo que fue un sexto sentido. Me gusta más pensar eso que atribuirle el mérito a una simple casualidad...

Estaba nevando. La primera nevada de la temporada, y aunque no estaba cuajando ni siquiera en los tejados, me obligó a pegarme a la ventana de mi cuarto a mirar. 

Durante lo que para mí fue sólo un momento, me olvidé del frío, del café humeante esperándome en la mesa, de las buenas intenciones respecto a la productividad de mi proeza matutina. Me olvide hasta de mí, y sólo pensaba en lo perfecto que sería ver eso mismo, sentir eso mismo, acompañado de otro calor, otra respiración y otro corazón al compás del mío.

Y cuando la nieve decidió que ya me había distraído lo suficiente, dejó de caer. Entonces me di cuenta de que algo no estaba del todo bien: había querido compartir ese momento con alguien... Pero no me acordé de ti.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Incoherencia difícil

El ciclotímico sentimiento de saturación volvía a estar en su punto más álgido. Cada bocanada de aire era, cuanto menos, trabajosa. Las huellas de cada pensamiento escocían como quemaduras recientes y seguramente dejarían cicatriz.

A estas alturas ya debería saber que es mucho más difícil el último momento que el primero.

lunes, 29 de octubre de 2012

Mi incoherencia hecha letra (para el Plan B de LOVG)

Desperté en un mundo sin ti.
Tan sólo tu ausencia se quedó
para decirme adiós. 
Lloró mi corazón
por cada momento que perdí.

Siempre dicen que el tiempo curará.

Y no sé dónde van
todos los latidos que te regalé,
todos los recuerdos aún por construir,
todas esas letras de canciones que ya nunca escucharé.

Dime dónde van
todas las caricias que me hiciste ayer,
todos esos besos aún por compartir,
todas las promesas, ¿dónde van?
Se van junto a ti.

Comprendí, no te volveré a ver.
Derramé una lágrima sin fin
y cuando se secó
también le dije adiós
a todos los sueños junto a ti.

Siempre dicen que el tiempo curará.

Y no sé dónde van
todos los latidos que te regalé,
todos los recuerdos aún por construir,
todas esas letras de canciones que ya nunca escucharé.

Dime dónde van
todas las caricias que me hiciste ayer,
todos esos besos aún por compartir,
todas las promesas, ¿dónde van?
Se van junto a ti.

Me olvidarás.
Te llevaré siempre conmigo.
Yo te quise tanto
que ya no sé vivir sin ti.

Y no sé dónde van
todos los latidos que te regalé,
todos los recuerdos aún por construir,
todas esas letras de canciones que ya nunca escucharé.

Dime dónde van
todas las caricias que me hiciste ayer,
todos esos besos aún por compartir,
todas las promesas, ¿dónde van?
Se van junto a ti.
Te llevas mi vida y
me dejas aquí.


(Para escucharla, click aquí.)

lunes, 22 de octubre de 2012

Otras incoherencias que sé

Sé que debería dormir, cerrar los ojos y abandonar el mundo consciente para que el inconsciente razone lo que despierto ni si quiera me atrevo a cuestionar.

Sé que debería ser un poco egoísta -aunque esté mal visto- y ganar el valor de despertar los impulsos que encierro en una lámpara mágica para cumplir mis deseos. 

Sé que a veces la única forma de seguir avanzando es pasar por encima de alguien -incluso de uno mismo-, pisarlo y dejarlo atrás, sufriendo.

Lo sé. Sé que no seré capaz.

domingo, 14 de octubre de 2012

Incoherencia del otro lado

Casi puedo acariciar la realidad del universo alternativo con el dorso de la mano. Casi puedo respirar ese aire tan igual y, a la vez, tan distinto. Casi puedo ver en tus ojos el futuro reflejo de los míos, si no fuera porque veo tu imagen estática, sin que lo sepas, a través de una ventana artificial.
Casi puedo oír esa voz que aquí no oigo. Casi puedo sentir otro calor como el que siento. Los latidos casi se sincronizan a ambos lados del abismo infinito que separa las dos versiones de un mismo corazón.
Casi me atrevo a cruzar al otro lado. Casi, pero el miedo a lo desconocido me mantiene en los límites de mi propio universo. Tal vez sea mejor no jugar con la estructura del espacio-tiempo para no rasgar el tejido de la realidad. O tal vez sea en ese otro universo donde encuentre lo que en éste se ha perdido.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Incoherencia "para siempre"

Si puedes ofrecerme tu "para siempre", yo dejaré el mío de lado.

Hace mucho que ya no busco historias sin su "y vivieron felices" al final. Si puedes garantizarme uno de ésos, me quedaré contigo...

...para siempre.

martes, 4 de septiembre de 2012

Incoherencia sobre el odio y el perdón

No entiendo que me perdones pero sigas odiándome. Para mí, el perdón se lleva al odio; si no puedo dejar de odiar, entonces es que no he perdonado.
El perdón no es un acto, es un sentimiento. Si sientes que me has perdonado, no debería quedar odio. Por eso ya te he dicho que me tomo tus "te perdono" como una declaración de intenciones, pero no siento que me hayas perdonado.
Mientras me odies no podrás quererme del todo. Son sentimientos demasiado grandes atados por un mismo hecho... No caben en un mismo corazón.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Canción incoherente: Gritar

Si sólo hubiera sido
un beso y nada más.
Tan sólo dos miradas
que se cruzan sin chocar.

Yo sabría qué debería hacer.

Si sólo hubiera sido
un sueño al despertar.
Tan sólo unos momentos
de imposible realidad.

Yo sabría qué debería hacer...
Pero no lo sé
y la única medicina que
me puede calmar
es gritar.

Es gritar.

domingo, 19 de agosto de 2012

Incoherencia en tinta azul

La luz del flexo parpadeaba. Todavía era de día, ni siquiera era necesario que estuviera encendida, pero lo estaba porque así la escena era más teatral, más literaria. Así que la luz del flexo parpadeaba. O titilaba, que suena mucho más poético porque así se puede comparar con las estrellas de una noche de verano en campo abierto, lejos de las luces de las ciudades que, por deslumbrantes, apagan el cielo.
Bien, pues. La luz del flexo titilaba y a la vez irradiaba calor. Un calor que se sumaba al ya de por sí excesivo del verano. Un calor frío y artificial a años luz de poder equipararse a la sombra del de esos abrazos que por la noche se echan de menos, ése que se extraña aunque el clima sea abrasador, ése que no te calienta más el cuerpo que el alma.

Y al calor de la luz titilante de ese flexo, en una tarde aún clara de verano, se empezó a escribir una historia que sólo leerian los invisibles labios del folio, una vez en blanco, sobre el que las palabras que la componían se derramaron en tinta azul.

martes, 14 de agosto de 2012

Incoherencia a solas

A solas, el viento no es viento, es un flujo de pensamientos sin sentido colapsando en un instante infinitamente preciso en el que la realidad se distorsiona en un beso que desaparece en los reflejos caleidoscópicos de mi memoria. A solas, me gustaría estar contigo y que no existiera nada más.

domingo, 1 de julio de 2012

Incoherencia de temperaturas

Durante todo el día el termómetro me había dado señales evidentes para que no me pillara por sorpresa, pero, como buen científico, me dejé engañar por los datos de experiencias previas en las que por las noches refresca. ¿Por qué iba a ser diferente esa vez?
No tenía por qué ser diferente, pero lo fue. Aquella noche las estrellas se comportaron como soles y el aire, en un efecto caprichoso de la entropía, decidió solidificarse por el calor haciendo imposible cualquier ilusión de brisa.
Buceando en esa masa sólida de aire caliente, cada movimiento, real o incluso imaginario, suponía un esfuerzo desmesurado que no hacía sino aumentar la temperatura de mi cuerpo, ya al límite.
Rozando mi temperatura de fusión (quién sabe si de sublimación), conseguí recostarme en la cama. Por un segundo creí que era una parrilla en la que algún dios rencoroso se vengaba de mí, cocinándome, vuelta y vuelta, para ser engullido por el mismo olvido que se lo tragó a él de mi parte. Terminé concluyendo que el calor me produce el mismo tipo de delirios, independientemente de si su origen es endotérmico o exotérmico.
Finalmente cerré los ojos y, a pesar del fuego de aquella noche empapándome la piel, sentí en el corazón el frío con el que desde dentro tu ausencia me abrazaba.
Y así fue como me heló el aire de una de las noches más calurosas que recuerdo y me quemó la gélida soledad de un país que me es cada vez más ajeno.

sábado, 23 de junio de 2012

Sopla el viento.
Los años secos 
que caen al suelo se congelan
con la fría indiferencia del invierno.


Suena el eco
del recuerdo
de doce sueños en pedazos
remanentes de un hechizo pasajero.

domingo, 17 de junio de 2012

Cómo recuerdo una incoherencia

Con la cabeza ladeada en un gesto de ingenuidad,
como cuando duermes y te miro, por la mañana,
como cuando yo me levanto y tú te niegas a madrugar.


Con calma en tus ojos cerrados y con el ceño sin fruncir,
como cuando ya estamos a oscuras, por la noche,
como cuando tú me abrazas y yo te beso antes de dormir.


Así, como en el principio de cada día y su fin.
Así es como te recuerdo cuando estoy sin ti.

jueves, 14 de junio de 2012

Fragmento incoherente

─Cierra los ojos ─me dijo─. Extiende las manos sobre las brasas. ¿Qué sientes?
─Calor ─respondí como si fuera, porque de hecho lo era, lo más obvio.
─Energía ─me corrigió casi con un susurro, como si con su voz, más que con la palabra en sí, tratara de revelarme un valioso secreto.
─Energía ─repetí tratando de concentrarme. 
Sus brazos me rodearon, me reconfortaron aun sin que hiciera falta, aunque en un primer y fugaz instante mi piel se alertó y mis músculos se tensaron.
─¿Lo sientes ahora? ─insistió su aliento sin voz acariciándome el cuello desde atrás.
─Magia ─la palabra se me escapó sin que fuera realmente consciente de si llegué a pronunciarla o sólo se me reveló como la mayor de las verdades.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Incoherencia sin título coherente

Las expectativas siempre se rompen al entrar en contacto con la realidad.
Descubrí que no era tan grande, ni tan bueno, ni con tanto valor.
Sigo siendo ese niño tímido que esconde la nariz en las historias de sus libros y se protege del mundo tras un silencio atronador.
Siento que he fracasado donde sólo cabía triunfar.
He tropezado con el viento a favor y he perdido la oportunidad de volar.
Ahora ya es demasiado tarde, no puedo volver a empezar.

lunes, 21 de mayo de 2012

Incoherencias que nunca te dirán

─...
─No hace falta que me digas más, ya veo todo lo que necesito saber en la sombra de lluvia de tus ojos tristes, en la tensión de tus labios forzando esa maltrecha sonrisa, en las grietas de tus gestos estudiados en el espejo y en el abrazo que, a gritos, tu silencio me está pidiendo.

sábado, 19 de mayo de 2012

Incoherencia de un barco tocado

Demasiado tiempo tocado y hundiéndose. Tanto, que ha aprendido a sujetarse a la tensión superficial y a la luz del faro a través de la niebla. 
Y el tiempo es, a su vez, la única corriente que lo acerca cada vez más a su hogar, al puerto donde atracar y reparar sus daños. Pero es tan lento...

viernes, 11 de mayo de 2012

El último archivo incoherente

Llevo a cuestas el cansancio de una vida entera de la que no he vivido ni la mitad.
Despertarse cada día es más difícil que levantarse de la cama; abre los ojos, retira las mantas, incorpórate, ponte en pie... Es la cadencia rítmica, restos de mi anestesiada voluntad, que los músculos aún recuerdan no sé por cuánto tiempo más. Mi cuerpo está listo, mi mente sigue buceando en la parte nostálgica de lo onírico.
Cuando consigo despertar, despertar de verdad, sólo quiero volver a estar dormido. Noqueo mi consciencia temporal como puedo; los días no pueden ser más largos, más vacíos, más carentes de sentido.
Vuelvo a dormir. Dormir es fácil cuando se está tan cansado... 
Mañana que me levante mi cuerpo ya casi automatizado. Con un poco de suerte, no necesitaré despertar.


...


...


Último archivo de memoria registrado antes de completar la transformación. ¿Desea borrar el archivo?

jueves, 10 de mayo de 2012

Estaba soñando con ese momento
en que jugando a quererte acabé
enamorándome de ti.


Me desperté
sin saber muy bien cuando dejé de estar dormido,
sin saber muy bien por qué dejé de estar contigo.
Me desperté 
y a tu ausencia me abracé.

viernes, 20 de abril de 2012

Una incoherencia sobre la felicidad

La felicidad está sobrestimada, es casi como un producto más que la sociedad actual nos vende como inalcanzable y nosotros, pobres infelices, no nos damos cuenta de que es precisamente ese anhelo por alcanzarla lo que más nos aleja de ella. 
Por otro lado está la que he decidido llamar felicidad-dependiente, ésa que solo podemos alcanzar en función de otra persona. Extrapolando el concepto, se me antoja como una evolución de la asociación subliminal cada vez más arraigada generación tras generación entre consumismo y felicidad ("soy más feliz cuanto más tengo, o lo que tengo es más nuevo, o más caro"). Todos sabemos que existe pero no somos realmente conscientes de ello porque la mayoría seguimos atrapados en las garras de esta dualidad semántica.
La felicidad es equilibrio, es armonía, es sentirse realizado con uno mismo, no esa sensación elitista (me atrevería a decir que inventada en alguna campaña publicitaria de cierto refresco carbonatado de color caramelo) que parece que sólo unos pocos elegidos pueden sentir y que, por cierto, nunca somos nosotros.
Mi conclusión es que tenemos que desidealizar el concepto "felicidad" o nunca seremos del todo felices.

lunes, 2 de abril de 2012

Incoherencia número 80

Todo está bien.
Todo es como debería. 
Y sin embargo... 
Me cuesta sonreír como hacía antes.

martes, 27 de marzo de 2012

Soneto incoherente

Al final, tanto leer sonetos últimamente me ha dado envidia... Éste es el resultado:

Sólo humo onírico son mis recuerdos
de momentos que no llegué a vivir,
fantasía que me invitó a sentir
realidad en un mundo de sueños.

Sueños que no olvido pues no despierto
y sólo sé olvidar al despertar,
por eso aún a mi lado estarás
hasta que se abran mis ojos sin miedo.

Esta historia ha llegado a su final,
historia que tal vez fue sólo un cuento,
historia que acaba antes de empezar.

Ni en versos de canciones, ni en sonetos,
ni en mil palabras que puedo escribir
te podría explicar cuánto lo siento.

Incoherencia poco arriesgada

Quien no arriesga, no gana. Pero tampoco pierde. Arriesgarse no suele ser lo sensato. 
Con estas premisas en mente, la lógica de mi cobardía ha hecho una vez más que la vida, con otra de sus vueltas, me deje con la sensación de estar conformándome de nuevo con el premio de consolación.
Y mira que me gusta seguir el camino difícil para no llegar a ninguna parte.

lunes, 26 de marzo de 2012

Incoherencias de un concierto y de lo que pasó después

Tal y como pasó, sólo su música era digna de romper el silencio expectante, casi 
ansioso, que reinaba. La oscuridad fue rota por una mirada azul... Y cuando creía que nada podía iluminar más aquella sala, brilló su voz. Con más fuerza y sentimiento que nunca. Más la de siempre que nunca.
Dos horas de intensas emociones, de admiración, de canciones a gritos, de lágrimas, de complicidad y de alborozo culminaron tras una impaciente espera con dos abrazos a cada uno (¡son reales!), una cercana charla en la que me olvidé de tantas cosas que les quería contar (debí hacer una lista aunque me pareciera más impersonal), una foto y una dedicatoria con sus cinco firmas. Momento de éxtasis total. 

lunes, 12 de marzo de 2012

Incoherencias después de la tormenta

Después de la tormenta, dicen, llega la calma. La lluvia no cae, pero los charcos no desaparecen. Los truenos se callan aunque su eco resuene en la memoria de tus oídos. Los relámpagos dejan de cegarte si miras para otro lado: el sol se despereza estirando los rayos cada día un poco más.
Después de la tormenta, sí, llega la calma. Llega ese cloroformo que adormece tus sentidos, que los deja en la cama cuando te levantas por la mañana porque la vida, como los mejores espectáculos, debe continuar. Llega la apatía, el miedo a sentir, el miedo a sufrir. Llega la excesiva precaución de llevar contigo siempre un paraguas, grande y robusto, para no volver a mojarte si llueve, aunque ahora que miras a otro lado, veas que brilla el sol.
Después de la tormenta, dicen, llega la calma. Y lo de después de la calma, ¿cuándo llega?

sábado, 10 de marzo de 2012

Canción incoherente: Dime una palabra más

Hace días que tenía escrita esta canción, al menos la mayor parte de ella. Por determinadas circunstancias, no la publiqué entonces. Hoy la he grabado (calidad: grabadora de teléfono móvil) y después se me han ocurrido algunos cambios dando lugar a esta versión, de momento, definitiva:


Dime sólo una palabra más, dime que puedo continuar.
Miénteme, dime que estarás bien. Miénteme y te creeré.

Guíame hasta que pueda ver, guíame en este camino cruel.
Grítame cuando no pueda oír, grítame que estás aquí.

Es en el silencio de esta sorda habitación
donde más me pesa haberte dicho adiós.

Dime sólo una palabra más, dime que puedo continuar.
Sálvame, no miraré atrás. Sálvame y te salvarás.

Es en el silencio de esta sorda habitación
donde más me pesa haberte dicho adiós.
Es en la distancia que ahora encuentro entre los dos
donde más me pesa haberte dicho adiós.

Dime sólo una palabra más.

Es en el silencio de esta sorda habitación
donde más me pesa haberte dicho adiós.
Es en la distancia que ahora encuentro entre los dos
donde más me pesa haberte dicho adiós.

Es en el silencio de esta sorda habitación
donde más me pesa haberte dicho adiós.

martes, 6 de marzo de 2012

Decisiones nada incoherentes

Como Europa, mi vida está en crisis... Y, al igual que han hecho los gobiernos por iniciativa propia o por "sutiles sugerencias" de países que no sé quién ha puesto al mando, he decidido tomar medidas.
Mis medidas no serán dejar de pagar la calefacción para saldar deudas con los bancos, ni subir impuestos, ni nada parecido. Afortunadamente, aunque mi economía tampoco es para  tirar cohetes, nunca he sido despilfarrador y sobrevivo (y ésta es la palabra clave, "sobrevivo") en un país extranjero, con un nivel de vida económicamente más caro, con más o menos un sueldo mínimo de España (vuelos de escapadas a casa incluidos). Mis medidas, las decisiones que he tomado, lo que he pensado cambiar tiene más que ver con mi "estado de bienestar" que con el estado de mi bolsillo.
Aquí algunas de ellas:

  • Ir a clase y volver andando (o al menos intentarlo).
Una de las cosas que me gustan poco o no me gustan de estar aquí es que apenas me muevo. A principios de curso, cuando vivía a las afueras, me apunté al único gimnasio medianamente asequible para los Erasmus, pero, ahora que vivo en el centro, está demasiado lejos y terminaría dándome pereza ir, además de que el tiempo me escasea este segundo cuatrimestre... Y en lo que tardaría en ir hasta allí y volver se me iría, aproximadamente, el tiempo previsto para el gimnasio. Así que, excepto días que llueva, ahora que vuelve (en teoría) el buen tiempo, iré andando. Son unos 30-40 minutos frente a los 20-30 del bus, pero creo que me compensará.
Nota: probablemente no lo cumpla la mitad de los días, porque dormir los cinco minutos más (que se convierten en quince el día que menos) es un placer demasiado persuasivo. Lo cual me lleva a la siguiente decisión:

  • Levantarme todos los días lectivos a las 7:30 a.m. aunque los miércoles y viernes (ahora que tengo el horario definitivo puedo decirlo) entro a las 11.
Esto me servirá para adaptarme a un horario fijo. La clave de mi estabilidad emocional pasa por llevar una vida lo más estable posible. Además, así los días que entro más tarde sentiré que aprovecho más el día ya que utilizaré esas horas libres para estudiar, aunque sea poco: medio problema, un teorema, una estructura cristalina... Lo que sea, ya será algo menos que estudiar más tarde.
De esta medida, se deduce lógicamente la siguiente.

  • Ir a dormir los días previos a lectivos a las 00:30 a.m. como máximo.
Para poder levantarme bien, tengo que dormir bien. 7 horas son suficientes (para mí) para descansar. Si me dejaran, dormiría 14, pero hay que cumplir con responsabilidades. Las mañanas de la cama infinita las dejaré para el fin de semana y festivos.

  • Vivir más en el mundo real y menos el el virtual. Es decir, utilizar internet como una herramienta o un complemento de mi vida, no como una parte de ella.
Las redes sociales y servicios de mensajería instantánea o de llamadas a través de la red me servirán estrictamente para mantenerme en un contacto no compulsivo con familiares y amigos. Por lo demás, utilizaré internet como una especie de biblioteca de rápido acceso.
Esta será, sin duda, la decisión que más me cueste llevar a la práctica. No la he empezado a aplicar y ya se me están ocurriendo excusas y excepciones... Así que me la tomaré con calma y la iré aplicando progresivamente, o el "mono" podría conmigo y no serviría de nada.
Excepciones provisionales:
Twitter: Esta red social es el equivalente a los oídos de la gente que me rodeaba en Salamanca y que escuchaban (porque querían o con resignación) mis comentarios absurdos y quejas mayoritariamente sin sentido. Me he dado cuenta de que a falta de un compañero de clase o de piso con el que tenga confianza suficiente para poder decirle mis cosas triviales en una frase, Twitter está cumpliendo esa función... Así que, de momento, Twitter se salva.
52 segundos de incoherencias: Escribir es parte de mí, si me conocéis un poco lo sabéis. Antes de entrar en contacto con internet escribía en cuadernos... Pero después descubrí que, además de escribir, me ayuda mucho a sentirme mejor la posibilidad de que me lean. Así que el blog también se salva.

  • Ir a estudiar por las tardes a la facultad.
Esta decisión se me ocurrió como medida preventiva para cumplir la anterior. Si no estoy en casa, no usaré el ordenador (el móvil si, pero lo uso casi exclusivamente para Twitter, de momento permitido).
En Modena no hay bibliotecas que me gusten (Zacut, te echo de menos), pero tengo entendido que podemos usar las aulas vacías de la facultad para estudiar. A falta de algo mejor, aprovecharé mis tardes (que no tenga ocupadas con prácticas o clases) para llevar al día las asignaturas o al menos compensar que no pueda ir a la mitad de las horas. Además, así me relaciono con mis compañeros fuera de las horas de clase (ya que muchos de ellos se quedan allí todo el día), que seguro que me sienta bien y me ayuda a no olvidar e incluso puede que mejorar mi italiano.

  • Considerar llevar a la práctica las propuestas que me dejéis en los comentarios.
Yo no tengo la solución a todos los problemas ni puedo valorar objetivamente la situación, así que se admiten propuestas y sugerencias de qué hacer con mi vida para que el tiempo que me queda de Erasmus sea más apetecible. Gracias por adelantado.

sábado, 3 de marzo de 2012

Historia de las incoherencias que te dediqué y de cómo me las pagas

Te dediqué mis canciones, mis coherencias, mis incoherencias, mis alegrías y mis penas... 

Tenías lo más precioso, lo más valioso. Tenías un diamante, puro, brillante... Y frágil. Tenías mi más ciega confianza y la rompiste.
Nada más frágil como la confianza: necesita cuidados constantes para mantenerse, un sólo acto puede romperla y ni un millón de palabras pueden repararla.
Ahora mis canciones están vacías... Incluso la que te compuse antes de ayer. Ya no hay ilusión por pulir su melodía. Ya no hay ganas de grabarla para ti.

Te di lo que soy y me lo pagaste con dolor.

miércoles, 8 de febrero de 2012

La incoherencia de algo esperado

...y lo triste es que no puedo decir que no me lo esperaba.
Esa confirmación es, tal vez, lo que más me pesa.

lunes, 6 de febrero de 2012

Incoherencias que van de la mano de mis noches turbias

Enciendo la luz del baño cuando quería apagar la de la cocina. Algo tan insignificante nunca ha sido la causa de una epifanía tan grande.

El mundo se corrompe bajo mis pies. La tierra llora su desolación con sangre humana, pero es más cómodo cambiar de canal. Los gritos de dolor son tantos y tan fuertes que no podemos evitar preferir oír más que la voz que en nuestros auriculares nos canta que todo va bien. Quiero unirme, ser uno más de esos gritos. Me frustra no poder desgarrarme la garganta en un llanto que haga retroceder aturdido a quien lo oiga. Quiero sufrir y hacer sufrir a partes iguales para transformarme en un alma en pena que no haga nada más que existir, inconsciente de sí misma, hasta el fin de sus días. Pero también quiero luchar. Quiero pegar a puño cerrado, arañar y morder a quien y a lo que haga falta para conseguir vivir el futuro que me merezco. La contradicción es un rasgo tan característico de la condición humana como el odio o el dolor.

Y mientras, me debato entre la preocupación y la rabia. La distancia me quema en el estómago, me ha negado el derecho a abrazarte. Este aire frío es el culpable de que me ardan los pulmones y no pueda gritar. A cada latido, la ira estalla en mis sienes con tanta brutalidad que sólo quiero destrozar a todo aquel que se me ponga por delante; a todo ser, vivo o muerto, que me impida llegar hasta ti. Asesinaría a golpe de soledad a los dueños de las manos que osaran posarse sobre tu cuello desnudo, ahogándote entre gemidos de placer. Y disfrutaría sabiendo que lo último que verían antes de morir sería la sombra de mis actos, oscura e infinita como el abismo al que irán sus almas vacías. Vaya si disfrutaría. El eco de mi risa amarga resonaría a través del cruel silencio de los siglos y nadie, ni siquiera en el más allá, volvería a sentirse a salvo de mí.

sábado, 4 de febrero de 2012

Incoherencias que ya no puedo volver a decir

Ya no puedo decir que soy ese niño bueno que nunca ha roto un plato. 


Ya no puedo mirarte a los ojos sin recordarte a ti llevándote las manos al pecho en un gesto de dolor inhumano causado por unas palabras que no deberían existir en mi vocabulario.


Ya no puedo perdonarme sin ganarme antes tu absolución, la cual no sé siquiera si quiero recibir. Cosas del placer de la culpabilidad, de la autocompasión, del dolor cuando se cree que se merece.


Ya no puedo dar un paso más sabiéndome responsable de tus lágrimas, de tus miradas vacías, de tus ganas perdidas, de tu apatía, de tus sonrisas tristes.


No, definitivamente ya no puedo volver a decir que soy ese niño bueno que nunca ha roto un plato.

miércoles, 25 de enero de 2012

Incoherencia en el País de Oz

No sé exactamente cuándo me desvié del camino de baldosas amarillas...


...y el barro se comió mis zapatos rojos,


pero quiero volver a casa ya.

miércoles, 18 de enero de 2012

Las incoherencias, ¿dónde están?

Tardes enteras perdidas en coleccionar
esos momentos en los que te paras a mirar atrás.
El tiempo se escapa y en el fondo me da igual.
No encuentro las ganas para continuar.
¿Dónde están? Las sonrisas, ¿dónde están?
Las señales al futuro enviadas, ¿dónde van?
Las promesas de los sueños que soñaba, ¿dónde están?
¿Dónde se rompió mi realidad?
Los retales de vida que dejé sin vivir,
cada opción descartada, cada paso que no di.
Guardo en una caja todos los cómo sería si...
¿Cómo sería si me deshiciera de ella por fin?

lunes, 16 de enero de 2012

Incoherencia de minutos grises

Tras días de un apático aburrimiento que tal vez (y sólo tal vez) encubría algún otro tipo de síndrome, necesitaba escribir, como el pintor pintar o el político mentir. Pero desde aquella batalla perdida de una eterna guerra, llevaba días sin tener nada que decir. Así que recurrió a lo fácil, a las palabras bonitas, a las metáforas ensayadas tantas veces antes (sólo había que cambiarles el vestido), a los ases en la manga ya conocidos. Saber escribir, que no sólo juntar palabras, a veces le servía para eso. Y así, de paso, distraía su mente con trivialidades incoherentes esperando, reloj en mano, que los minutos dejaran de ser de un gris tan monótono para poder reanudar su vida a todo color desde el punto donde la dejó aparcada para jugar a cumplir un deseo desde un primer instante fallido.

sábado, 14 de enero de 2012

Momento de incoherente nostalgia

Una mirada perdida se choca contra una pared para volver a enfocarse en el recuerdo de un escalofrío que sube por la espalda.
Una sonrisa teñida de nostalgia, de esas que comparten semilla con las lágrimas silenciosas, florece en una boca distraída.
Las manos se abrazan una a la otra intentando sustituir con un calor que no calienta el ajeno que les falta.
Y mientras, una sinfonía de suspiros que nunca llegarán a su destino sirve de banda sonora a ese momento efímeramente infinito en que te extraño.

viernes, 13 de enero de 2012

Recomendaciones incoherentes para salir un día de frío

Dicen que fuera hace frío, así que no te olvides de abrigarte. Acuérdate de ponerte el abrigo, coger la bufanda y vestir una de tus sonrisas pintadas de color silencio, de esas que protegen tu corazón rodeándolo de un amplio espacio vacío que algunos llaman soledad.
Cuando vayas por la calle recuerda caminar despacio. Que no se note que te incomoda la gente, que tienes prisa por volver. Respira con calma. Respirar siempre ayuda.
Si alguien se te acerca, muéstrale tu sonrisa, que para eso te la pusiste antes de salir. Nadie hace preguntas a una sonrisa bonita, al menos no de las incómodas.
Y evita hablar. Las palabras borran esa sonrisa sin querer, llenan ese espacio vacío que te protege y permiten al dolor abrirse paso hasta tu corazón. Una sola palabra puede ser el desencadenante de un desmoronamiento que quieres evitar, el inicio de un proceso irreversible, expansión contra el vacío. 
Recuerda que el dolor de la soledad es un viejo conocido, no puede hacerte daño.

viernes, 6 de enero de 2012

Un incoherente cartel de "SE BUSCA"

No me gusta estar pegado al suelo de la realidad, pero he perdido mis ganas de volar.


Solían vestir de sonrisas, a veces amplias, otras tímidas. Rara vez de carcajadas; sólo se vestían de gala para quien lo merecía.
A veces jugaban a cantar en la ducha, pero siempre se divertían imaginándose en un musical. O en un videoclip si iban caminando por la calle.
Aunque son muy perezosas, nunca dejaban de lado sus obligaciones y, al final, terminaban por disfrutarlas casi como si de un juego más se tratase.
Cuando no tenían nada que hacer, se dedicaban a escribir o dibujar sus sueños. Algunas veces incluso cuando sí tenían cosas que hacer.
Para dormir, se armonizaban con la melodía del silencio para arroparse con la calma de la más absoluta oscuridad.
Son cálidas y agradables. Responden a miradas sinceras y caricias suaves... Aunque se asustan con facilidad ante situaciones incómodas, tristeza y, sobre todo, dolor.
Y, por supuesto, me hacían querer volar.


Se ofrece recompensa a quien las encuentre y me las devuelva.