sábado, 27 de marzo de 2010

Incoherencia arriesgada (o El aplauso más largo de la historia)

Después del aplauso más largo de la historia (al menos de la mía; nunca antes nadie se había merecido un minuto de mis aplausos por cada minuto de su canción), después de no saber qué hacer con las manos, con mi mirada ni con mis labios...

...vuelvo a casa solo, de noche y haciendo equilibrismo sobre el bordillo de la acera.

Me gusta el riesgo.

lunes, 22 de marzo de 2010

Diálogo incoherente

-¿Hace calor o son imaginaciones mías?
-No.
-¿No hace calor o no son imaginaciones mías?
-No son imaginaciones tuyas, tonto...

-Por tu culpa ya me he quedado con antojo de un helado...

domingo, 14 de marzo de 2010

Nota incoherente por debajo de la puerta

Toc, toc.

...

Toc, toc, toc.

...

Bueno... Pues como no me abres, te pasaré una notita por debajo de la puerta:

Ya hemos terminado las tortitas (estaban muy ricas, pero como dices que engordan... ¡Tú te lo pierdes!)... Pero tu móvil apagado, entre otras cosas, me dice que estás un poco agobiado, así que no hace falta que vengas si no quieres o no puedes.
Quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que sea. Y es eso, un PUEDES, no un TIENES QUE... Porque no quiero ser un tengo que más en la larga lista de tus quehaceres diarios.

jueves, 11 de marzo de 2010

Perdido en una incoherencia

Yo te miraba y tú a mí; me distraje con tu sonrisa y me perdí en tus ojos de anoche...

Y no quiero encontrarme nunca más; vagaré por siempre en tus ojos, bailando con el reflejo de tu alma de colores claros.

De camino a casa (o a clase), el frío sigue siendo mi compañero de viaje. Y más ahora que mi alma perdida es tuya.

jueves, 4 de marzo de 2010

Un camino incoherente de vuelta a casa

Y cada vez que vuelvo solo a casa coincide que miro el reloj a las 21:33 y el viento hace que la sensación térmica sea menor que los 8 grados centígrados que marca el termómetro de la farmacia. Tal vez el frío venga de que me he dejado mi calor contigo, en ese último abrazo, en esa última mirada justo antes de que cierres la puerta y yo empiece a bajar las escaleras (por segunda vez los dos). O tal vez son mis temores los que me dan esos escalofríos.
Sube por la espalda el miedo a perderte, a que esto se convierta en una de esas historias que acaban antes de empezar, a que llegue un día en el que te mire y no vea nada más que el color indefinido de tus ojos, sin su calidez... Y cuando llega a la nuca, los pelos se me ponen de punta aunque tenga calado hasta el fondo el gorro blanco que un día que me regalaste.
Y es entonces cuando me doy cuenta de que echo en falta esas palabras que antes me asustaban y que ahora tanto me abrigarían por estas calles desiertas después de decirte adiós.

lunes, 1 de marzo de 2010

Tus ojos, mi incoherencia

No se si son verdes o azules, pero puede que sea por ese misterio que me encanten esos ojos que me atraviesan, que exploran mi alma sin querer y que son el centro de gravedad de todos mis pensamientos mientras los observo.

Esta noche soñaré que descifro por fin el misterio del color de tus ojos, aunque por la mañana no sea capaz de recordarlo y el misterio se mantenga.