Incoherencia arriesgada (o El aplauso más largo de la historia)
Después del aplauso más largo de la historia (al menos de la mía; nunca antes nadie se había merecido un minuto de mis aplausos por cada minuto de su canción), después de no saber qué hacer con las manos, con mi mirada ni con mis labios...
...vuelvo a casa solo, de noche y haciendo equilibrismo sobre el bordillo de la acera.
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