domingo, 19 de agosto de 2012

Incoherencia en tinta azul

La luz del flexo parpadeaba. Todavía era de día, ni siquiera era necesario que estuviera encendida, pero lo estaba porque así la escena era más teatral, más literaria. Así que la luz del flexo parpadeaba. O titilaba, que suena mucho más poético porque así se puede comparar con las estrellas de una noche de verano en campo abierto, lejos de las luces de las ciudades que, por deslumbrantes, apagan el cielo.
Bien, pues. La luz del flexo titilaba y a la vez irradiaba calor. Un calor que se sumaba al ya de por sí excesivo del verano. Un calor frío y artificial a años luz de poder equipararse a la sombra del de esos abrazos que por la noche se echan de menos, ése que se extraña aunque el clima sea abrasador, ése que no te calienta más el cuerpo que el alma.

Y al calor de la luz titilante de ese flexo, en una tarde aún clara de verano, se empezó a escribir una historia que sólo leerian los invisibles labios del folio, una vez en blanco, sobre el que las palabras que la componían se derramaron en tinta azul.

martes, 14 de agosto de 2012

Incoherencia a solas

A solas, el viento no es viento, es un flujo de pensamientos sin sentido colapsando en un instante infinitamente preciso en el que la realidad se distorsiona en un beso que desaparece en los reflejos caleidoscópicos de mi memoria. A solas, me gustaría estar contigo y que no existiera nada más.