domingo, 12 de febrero de 2023

Baile incoherente

Estamos en el andén, esperando el tren, no me importa a dónde porque es contigo, me dices que me quieres y...

Y mis emociones empiezan a desbordarme. Y las oigo como una melodía que nadie más puede oír, ni siquiera tú. Y te abrazo y bailo a su ritmo. Y tú te dejas arrastrar por mí, por esa música silenciosa que me inspiras. Y qué más da si nos miran, estamos solos tú y yo.

Y yo también te quiero.

lunes, 4 de abril de 2022

Jugada incoherente

Que no, que por ahí no paso. Otra vez no. Ya me conozco este viaje así que no puedo volverme a perder.

Te creía más listo. Creía que habrías cambiado... Pero me decepciona y me enfada comprobar que no. Jugar con fuego puede ser peligroso si las reglas cambian. Y tú juegas al mismo juego de siempre sin saber que esta vez conozco bien las reglas porque ahora las pongo yo. Y sigues haciendo las mismas trampas de siempre creyendo que no me las aprendí de tanto caer en ellas. Juegas a que crea que te pierdo, pero no cuentas con que así tal vez me pierdas tú.

Así que no. Esta vez por ahí no paso.

lunes, 25 de enero de 2021

Balazo incoherente

Un recuerdo que pasa rozando mi corazón.
Esta vez he esquivado el balazo.
Sigo vivo.
Por los pelos.

domingo, 10 de enero de 2021

Incoherencia inefable

Qué difícil es que...

Qué difícil cuando...

Qué difícil.

martes, 5 de enero de 2021

Roturas incoherentes

Cada vez que me rompía por dentro pero mantenía intacta mi fachada, una parte de mí se perdía.

Tú me rompiste tantas veces -pero tantas- que, incluso ahora, es imposible que sepa quién soy.

lunes, 19 de octubre de 2020

Corrosión incoherente

Tu recuerdo es como ácido en mi pecho; abrasándome, derritiéndome... Doliéndome de pura corrosión.

Y aunque me aleje, vuelve, una y otra vez, a herirme donde ya me duele. Aunque ya no estés.

lunes, 28 de octubre de 2019

Necesitaba que me cuidaras, y no lo hiciste. Para que me sumara como a ti, necesitaba sentirme tu prioridad, una de ellas al menos, y me hiciste sentir el último. Por detrás de los recién llegados. Por detrás de los que te hacen creer que se van, pero dejan la puerta entreabierta y un hilo rojo atado a tu meñique. Y, además, me culpaste a mí de sentirme así. Hoy lo haces todavía.

Te pusiste de su lado cuando me veías sufrir. Te sigues poniendo de su lado cuando intento destaparte su juego. Un juego que a mí me parece tan evidente que me frustra no ser capaz de hacértelo ver. Pero no quieres ver lo que tienes delante y, por eso, tampoco me ves a mí, al que fui, al que soy, al que seré si me miras de nuevo.

Desde que llegaron no me crees. Te deslumbraron con argumentos falaces sobre mí, sobre mi forma de pensar y de sentir. Cambiaste tu opinión sobre mí sin pararte a reflexionar sobre lo que te decían, simplemente porque encajaba. Porque quien te lo explicaba decía saberlo bien por ser igual que yo, cuando en realidad nuestras similitudes son solo superficiales y nuestra esencia no puede ser más opuesta. Llegaste a creer que las suyas eran tus observaciones... ¿No ves la trampa? Tú me entendías mejor, pero caíste en su juego. Caímos en su juego. Y dejamos de hablarnos de corazón a corazón. Intentamos razonar lo irracional sin motivo. Y de repente no nos entendíamos cuando siempre lo habíamos hecho. Mejor que con nadie.

Si no me creías entonces, ¿por qué voy a esperar que me creas ahora? ¿Qué voy a ganar contándotelo?
¿Y si estoy soportando más de lo que puedo permitirme?
¿Y si me he acostumbrado al "ya pasará", al "luego será mejor", al "no es tan malo si no lo piensas"?
¿Y si me da miedo dejarte escapar porque eso significaría que me equivoqué cuando aposté (todo) por ti?
¿Y si prefiero seguir sufriendo para poder seguir sintiendo algo?
¿Y si me adapto a tus desprecios, aunque tú no los veas como tal, de forma consciente para que luego tus más mínimos gestos de cariño, al contraste, me llenen el alma de gozo?
¿Y si estoy luchando por algo que ya no existe, solo una ilusión, ya rota, que ya no me ilusiona?
¿Y si es así, entonces por qué lucho?
¿Para qué sigo aguantando lo que desde fuera vería inaguantable?
¿Y si dejé de escribir para no darme cuenta de dónde me estaba metiendo?
¿Y si no escribo ahora porque ya no me quedan fuerzas?
¿Y si no me quedan fuerzas ni para gritar un "alto el fuego", ni para alzar mi bandera blanca?
¿Y si no me quedan fuerzas ni para dejar de luchar?
¿Y si lo que estoy sintiendo es el preludio de una devastadora derrota y por eso no puedo ni enfadarme contigo, porque da igual lo que haga... Ya es el fin?

jueves, 17 de octubre de 2019

Incoherencia de una marioneta

Una manipulación solo es tal cuando crees que tu voluntad es libre. En cuanto ves los hilos, deja de ser manipulación para convertirse en un juego más parecido al del titiritero que, aunque esté lejos, sigue moviendo su cruceta.