lunes, 12 de marzo de 2012

Incoherencias después de la tormenta

Después de la tormenta, dicen, llega la calma. La lluvia no cae, pero los charcos no desaparecen. Los truenos se callan aunque su eco resuene en la memoria de tus oídos. Los relámpagos dejan de cegarte si miras para otro lado: el sol se despereza estirando los rayos cada día un poco más.
Después de la tormenta, sí, llega la calma. Llega ese cloroformo que adormece tus sentidos, que los deja en la cama cuando te levantas por la mañana porque la vida, como los mejores espectáculos, debe continuar. Llega la apatía, el miedo a sentir, el miedo a sufrir. Llega la excesiva precaución de llevar contigo siempre un paraguas, grande y robusto, para no volver a mojarte si llueve, aunque ahora que miras a otro lado, veas que brilla el sol.
Después de la tormenta, dicen, llega la calma. Y lo de después de la calma, ¿cuándo llega?

No hay comentarios:

Publicar un comentario