viernes, 26 de abril de 2013

Rescate incoherente

(...)
-¿Como al principio?
-No

No sé por qué se me ocurrió preguntar si ya sabía que la respuesta no me gustaría. Aunque bien pensado, me guste o no, es lo lógico. El tiempo es como el agua sobre la roca o el viento sobre las dunas del desierto. Fluye impasible, erosiona, cambia, moldea, difumina, atenúa. Así que es imposible que nada sea como al principio.
Es imposible repetir el mismo paso aunque tus pies se posen exactamente en la silueta de las huellas que dejaron tiempo atrás, porque ese primer paso fue eso, el primero. Igual que el segundo siempre será el segundo y será igual de irrepetible que cualquier otro. Ni el suelo ni tú sois exactamente los mismos; el suelo ya ha sido pisado y tú ya tienes la experiencia de haber dado, al menos, un paso. 
Cada momento es único, efímero y pasajero. No tiene sentido intentar hablar de un para siempre porque cada instante es diferente del anterior y del siguiente. O al menos, de un para siempre igual...
Y diferente no tiene por qué significar peor. Ni tampoco mejor. Que no sea como al principio sólo quiere decir eso, que el principio fue el principio y ya no lo es. Nada más.

Y así es como esta vez la razón, a pesar de su constante declaración de guerra no escrita con él, acudió al rescate del corazón.

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